Podría parecer una pregunta tramposa y, sin
embargo, no lo es. Nos mentimos a nosotros mismos para mentir mejor a los demás.
El autoengaño nos permite sentirnos mucho
mejor con nosotros mismos y con los demás. ¿Cuántas veces hemos
exagerado al relatar algún hecho en el que hemos sido protagonista? Lo cierto
es que, en el fondo, llegamos a creer todo lo que estamos contando, incluyendo
la posible magnificación de nuestros logros.
Reprimimos los recuerdos penosos, inventamos
otros totalmente falsos, racionalizamos el comportamiento inmoral, actuamos sin
cesar para elevar la opinión que tenemos de nosotros mismos y recurrimos a toda
una serie de mecanismos de autodefensa.
¿En qué consiste el autoengaño? ¿Cómo puede
ser que el yo engañe al yo?
Nos negamos la verdad. Es muy frecuente que
proyectemos sobre los demás rasgos que en realidad son nuestros y luego los
ataquemos por ello. Existen investigaciones que muestran como personas que practican
comportamientos homofóbicos sienten, sin llegar a ser conscientes de ello,
atracción por personas de su mismo sexo. Por lo tanto, los comportamientos de
este tipo no dejan de ser más que una manera de ocultar a uno mismo una
realidad de la que no se es consciente y que se quiere negar.
Existe un refrán que dice: "dime de lo que presumes y te diré de lo que
careces". Nos engañamos a nosotros mismos y nos convencemos que, de esa
manera, engañamos a los demás. La mente trabaja continuamente para deformar el
flujo de información en aras de parecer mejores de lo que somos.
¿Qué coste puede suponernos el mantenemos en
el engaño y en el autoengaño?
A nadie se le escapa el hecho de que las
relaciones sociales y familiares se ven seriamente perjudicadas. Cuando
ocultamos nuestro verdadero yo, la energía que consumimos es lo suficientemente
importante como para mostrar comportamientos que aquellos que nos rodean llegan
a percibir como agresivos y no naturales.
¿Acaso compensa? Tal vez el reflexionar
acerca de los comportamientos con nosotros mismos y con los demás nos permita
traer a nuestra conciencia lo que realmente somos y realmente pensamos. Si nos
reconocemos, podemos trabajar aquello que creemos podemos mejorar y a su vez,
mostrar a los demás nuestras verdaderas virtudes.