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¿A qué pueden deberse todas estas circunstancias? ¿Cómo podemos evitar formar parte de aquellos que "pierden la razón"?
Una de las especialidades que mejor maneja estos aspectos es la Comunicacion No Violenta. Marshall Rosemberg documenta cuatro puntos clave que permiten a nuestro interlocutor un grado de comodidad tal ante nuestras disertaciones que le permite centrarse en el mensaje y, por tanto, en comprender lo que realmente se desea transmitir, minimizando el impacto de las interpretaciones.
- Toda cuestión o planteamiento debe trasladarse tal cual es, de forma objetiva y sin juicios de valor, con la mayor exactitud posible y con palabras sencillas. Es importante que la otra persona reconozca los hechos por lo que, cuanto más documentados, más explícitos y más objetivos, mejor. En el caso de tratarse de un comportamiento inadecuado que queremos recriminar, tenemos que especificar el comportamiento sin calificar a la persona.
- Si la circunstancia que planteamos ha generado un sentimiento concreto, debemos expresarlo claramente sin culpar a nadie del mismo. El cómo nos sentimos es solo asunto nuestro. Los demás actúan o los hechos suceden pero nosotros elegimos cómo reaccionar y, por tanto, cómo sentirnos.
- Nuestras expectativas constituyen un elemento importante pero debemos exponerlas si queremos que la otra persona nos comprenda. No podemos dar por sentado que los demás conocen lo que queremos o esperamos.
- Debemos ser claros y explícitos a la hora de pedir. Si no lo hacemos correctamente, difícilmente se podrán atender nuestras necesidades.
Miguel Ángel Ruiz en sus "Cuatro Acuerdos", establece que uno de los aspectos clave para desarrollarnos como persona está en no tomarse las cosas como algo personal. Si nos mantenemos siempre a la defensiva, con mucha frecuencia interpretamos lo que nos dicen como un ataque y respondemos con agresividad de manera que aunque la razón en el fondo nos acompañe, el uso de formas inadecuadas nos la hace perder.
La empatía y la asertividad resultan dos habilidades muy aprovechables para no "perder la razón". Cuando nos ponemos en el lugar de la otra persona y nos manejamos con ella desde su misma perspectiva, podemos conseguir que comprenda también nuestra posición. Anthony Robbins explica en su libro "Poder sin límites" cómo al aprender y practicar el adoptar la postura corporal de nuestros interlocutores nos permite llegar a experimentar casi las mismas sensaciones que ellos y, desde esa posición de conocimiento, nos es más fácil ser más convincentes.
En lo referente a la asertividad o capacidad de persuadir y convencer consiguiendo con la otra persona nuestros objetivos, supone un complemento muy atractivo para que nuestros argumentos, además de llevar el contenido que nos interesa, luzcan con el mejor de los envoltorios.
Por tanto, y a modo de conclusión, te recomiendo:
Como vemos, el "cómo" puede llegar a ser mucho más importante que el "qué".
Comparto contigo una pequeña historia que cuenta el gran comunicador y Coach Josepe García y que es un claro ejemplo de cómo puede llegar a ser más importante la forma que el fondo.
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GRACIAS CRIS por esta reflexión, un abrazo.
ResponderEliminarGracias a ti, Ale. Un beso
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