domingo, 7 de septiembre de 2014

¿Has probado a salir de la caverna?

A lo mejor cuando leas esta pregunta no sabes a lo que me refiero y, por tanto,  qué contestar. Pero si reflexionas un momento, seguro que eres capaz de intuirlo.

La metáfora de la caverna fue utilizada por el gran filosofo Platón y nos muestra cómo es de limitada nuestra vida cuando no observamos más allá de lo que alcanza nuestra mirada; cuando somos incapaces de intuir otras perspectivas y, por tanto, nos convencemos erróneamente de que la realidad es tal cual la vemos exclusivamente nosotros.

Cuando nos mantenemos en la "caverna", nuestra capacidad de aprender y de crecer no se desarrolla y nos convertimos en personas con grandes dosis de intolerancia, incomunicación, prejuicios y con ello, en seres propensos a la agresividad y la ignorancia.

Salir de la caverna implica generosidad y comprensión al estar dispuestos a escuchar puntos de vista diferentes a los nuestros, reflexionar acerca de ellos y aprender. Con este aprendizaje, al igual que con cualquier otro, crecemos como personas, nos abrimos al mundo y nos convertimos en individuos atractivos y referentes. Si queremos entender el porqué de las cosas que ocurren, debemos aprender a mirar con los ojos de los demás, ponernos en su piel, vivir sus circunstancias. Si así lo hacemos, un mundo mágico se presenta ante nosotros.

Si prefieres quedarte en la caverna, si prefieres creer que la realidad es solo lo que tú ves y lo que tú vives, te perderás la esencia de la vida y tal y como les ocurrió a los personajes de Platón que eligieron no escuchar al único que había tenido el coraje de probar y salir, seguirás convencido de que no hay nada más allá.

El viaje más hermoso no es tanto aquel que te permite conocer lugares diferentes como el que te permite conocer el mismo lugar a través de miles de miradas diferentes.


"La Alegoría de la caverna"       









Si las puertas de la percepción se depurasen,
todo aparecería ante nosotros como realmente es:
infinito. Pues el ser humano se ha encerrado 
en sí mismo hasta ver todas las cosas a través de 
las estrechas rendijas de su caverna.

William Blake.
Las bodas del cielo y del infierno.





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