sábado, 7 de junio de 2014

5 claves para ser comprendidos. Comunicación efectiva

Un buen amigo me contó hace una semana una anécdota con un niño de siete años, jugador de un equipo de fútbol infantil que él entrena. En un momento del partido, se dirigió a este niño, que era el que sacaba de banda habitualmente y le indicó que lo hiciera hacia la "banda" en un intento de evitar la concentración de jugadores en el centro del campo. Sin embargo, el niño lanzó el saque siguiente nuevamente hacia el centro del campo. Interpretando mi amigo que el chico no había entendido sus indicaciones, se las volvió a repetir. Si bien asintió, volvió nuevamente a sacar hacia donde se acumulaban todos los jugadores. No cejó en el intento y volvió a repetirle la indicación y éste, nuevamente, lanzó el balón hacia el mismo lugar. El entrenador, nervioso y desesperado, llamó al niño y lo sacó del campo. A modo de reprimenda, le comentó que no hacía caso de las indicaciones y que eso le costaría no volver al campo si seguía con esa actitud. ¿Acaso no me has oído? ¿Acaso no me entiendes cuando te hablo? El chico, con lágrimas en los ojos, lo miraba extrañado y con la cabeza baja afirmaba y balbuceaba que sí le había entendido. Estaba claro, sin embargo, que algo estaba fallando. Es ese momento, a mi amigo se le ocurrió preguntarle: ¿qué es para ti la banda? El chico, que ya lloraba amargamente, le contestó: —Mis compañeros, el grupo...

Esta anécdota es fiel reflejo de muchos fallos en nuestra comunicación con los demás. Estamos habitualmente convencidos de que nuestro interlocutor interpreta exactamente igual que nosotros la información. Sin embargo, hemos de ser conscientes de que nuestro mapa mental, en el que se incluyen experiencias, valores, creencias, etc, que nos son propios, no es el mismo que el suyo.

Tenemos tendencia a juzgar e interpretar y damos por hecho que lo que decimos está perfectamente claro para los demás porque lo está para nosotros mismos y lo que ellos nos dicen tendrá siempre el significado que nosotros le queramos dar.

¿Cuántas relaciones de pareja o de amistad se rompen por cuestiones relacionadas con este tipo de fallos en la comunicación? Os garantizo que muchas.

Para minimizar estos problemas, mejorar nuestras relaciones y sentirnos mucho más a gusto con los demás, existen muchas fórmulas en el ámbito de la comunicación. Yo, aquí, os voy a dejar algunos consejos prácticos que pueden contribuir eficazmente.

1. Cuando algo te incomode en una conversación, házselo saber a tu interlocutor. Si te sientes mal te desconectas del resto de la conversación y tu mente empieza a imaginarse cosas, seguramente erróneas.

2. Pide que te aclare aquello que creas que no has entendido correctamente. No te quedes con dudas y, mucho menos, intérpretes gratuitamente. Muchas veces la información presenta omisiones, generalizaciones o distorsiones por lo que al preguntar y pedir concreción, muchas cosas quedarán completamente aclaradas.

Por ejemplo: nos podemos sentir incómodos porque un amigo nos dice que no va a asistir a una fiesta que nos hace mucha ilusión compartir con él. Tenemos dos opciones:

A. Sentirnos mal, pensar que no le apetece estar con nosotros y que probablemente no sea tan amigo como creíamos. Esa circunstancia, con total seguridad, nos apartará de esta persona.

B. Comentarle cómo nos sentimos; expresarle cuánto habría significado el que nos acompañara y, sobe todo, preguntarle si tiene algún asunto en el que podamos ayudarlo. De esta manera, conocerá nuestros sentimientos, apreciará seguramente nuestra preocupación y nos permitirá compartir lo que le lleva a ausentarse de esa fiesta o, incluso, cambiar su decisión.

3. Debemos mantenernos atentos a la fisiología y/o tono de voz de nuestro interlocutor ya que la información que esto nos da es fundamental para la buena comunicación. Aunque no sepamos nada de lenguaje no verbal, si prestamos atención y estamos realmente presentes en nuestros procesos de comunicación, podremos intuir aquellos aspectos que estén generando un cierre y esto nos permitirá, a través de las acciones anteriores, volver a abrir los puentes de comunicación.

Por lo tanto, será fundamental:

1. Estar presentes y atentos.
2. Expresar nuestros sentimientos.
3. No dar nada por sentado.
4. Verificar que la comunicación está siendo clara para ambos.
5. Preguntar antes que presuponer y juzgar.

El sentido de nuestra comunicación no es otro que la respuesta que obtenemos. La responsabilidad de la comunicación nos incumbe a nosotros. Si queremos convencer a alguien de que haga una cosa y él hace otra diferente, el fallo de la comunicación es nuestro, que no habremos acertado en la manera de hacer llegar nuestro mensaje.

"Para comunicar con eficacia hay que comprender que todos somos diferentes en cuanto a nuestro modo de percibir el mundo y utilizar esa comprensión como guía de nuestra comunicación con los demás" Anthony Robbins







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