viernes, 12 de julio de 2013

Ser adolescente es aquello que nos convierte en seres humanos.

"Ser adolescente es aquello que nos convierte en seres humanos". D. Bainbridge.

¿Por qué no entendemos muchas de las conductas de los adolescentes? ¿Es realmente diferente el cerebro de los chicos en relación al de las chicas?

Estas preguntas nos las hacemos frecuentemente pero nos cuesta afrontar que pueda tratarse de algo más que una moda concreta, la influencia de los amigos, la rebeldía ocasionada por los cambios hormonales y otras circunstancias que relacionamos con la falta de madurez a esas edades.

Sin embargo, es importante tener en cuenta que el desarrollo cerebral de todo ser humano atraviesa una serie de etapas imprescindibles para el crecimiento.

Desde que somos concebidos, los órganos de nuestro cuerpo se forman armónicamente y maduran poco a poco. Esta maduración sigue un proceso ordenado que comienza en la nuca y avanza hasta la frente. En la juventud, esta onda de maduración alcanza las áreas frontales que controlan y aúnan lo afectivo y lo cognitivo. El cerebro alcanza su máximo tamaño al final de la infancia. Después, permanece constante pero se modifica su estructura. Se produce una "poda" de ramificaciones, eliminando lo superfluo y reorganizándose algunas otras. Al mismo tiempo, se protegen los axones con mielina, lo que mejora considerablemente la conducción de la información.

Los lóbulos parietales, encargados de la coordinación de los movimientos, maduran primero. Luego, las áreas que procesan los estímulos sensoriales. El desarrollo continúa en las áreas del lóbulos frontal y temporal encargadas de los procesos cognitivos y emocionales. Finalmente, la onda de maduración alcanza la corteza prefrontal que se encarga del control de los impulsos, el juicio y la toma de decisiones.

Toda experiencia humana deja huella y produce cambios persistentes en los patrones de conexiones neuronales del cerebro, específicos de cada uno según la historia de su vida. El cerebro adolescente es inestable por los rápidos cambios. Se produce una transición desde la dependencia de la familia a la independencia a través de las relaciones interpersonales y sociales. Se producen cambios emocionales, mentales, psicológicos y sociales influidos por las hormonas sexuales cuya concentración aumenta drásticamente.

Por otro lado se establecen los circuitos que permiten la memoria autobiográfica, imprescindible para el desarrollo de la propia identidad.

En cuanto a lo que se refiere a diferencias entre sexos, el tamaño de las áreas cerebrales es ya distinto en el momento de la gestación. La maduración posterior en la etapa de la adolescencia se debe a que las hormonas en la pubertad se producen a edades diferentes y de forma distinta: cíclica en las chicas y continua en los chicos.

En las chicas maduran más rápidamente las regiones de la corteza frontal que procesan el lenguaje, el control del riesgo, la agresividad y la impulsividad.

En los chicos lo hacen las regiones del lóbulo inferior parietal, cruciales para las tareas espaciales.

También hay deferencias en el desarrollo del hipocampo y de la amígdala que contribuyen a las variaciones de desarrollo cognitivo y social durante la adolescencia.

En ellas, el cerebro se vuelve muy sensible a los matices emocionales de aprobación, aceptación o rechazo. Su prioridad se centra en relacionarse socialmente, agradar y gustar. El estrés se dispara ante los conflictos en las relaciones con los demás o durante un peligro. Con las conversaciones en las que comparten su intimidad, se relajan del estrés gracias a que los estrógenos activan la liberación de dopamina (hormona de la felicidad) y oxitocina (hormona de la confianza).

En ellos, la elevación de testosterona les hace querer desaparecer del mapa social. Reducen su interés por el trato social, excepto en lo que se refiere al deporte y al sexo. La vasopresina (hormona de las energías masculinas) les permite gozar con la competitividad y desear mantener su independencia. Necesitan ocupar su puesto en la jerarquía. Es más acusada la temeridad porque conceden más expectativa a los beneficios que a los riesgos.

Como vemos, el desarrollo del cerebro y la liberación de hormonas concretas en este periodo, así como la necesidad innata de crecer y sentirse únicos y con identidad propia, los lleva a atravesar una época complicada de la vida para completar el posterior crecimiento como personas.

Todas estas circunstancias deben ser tenidas en consideración y entender, de esta manera, algunos de los comportamientos de nuestros adolescentes.




lunes, 1 de julio de 2013

"La Asamblea en la Carpintería"



Hoy continúo hablando de HÁBITOS y ACUERDOS.

Uno de los hábitos de éxito es el de la SINERGIA que es la cualidad de aprovechar las fortalezas de cada uno de los miembros del equipo. Si a este hábito le añadimos el acuerdo de NO HACER SUPOSICIONES, podemos garantizarnos resultados extraordinarios. Valoremos lo bueno de cada uno de los nuestros.

Quiero contaros un cuento que es fiel reflejo de la importancia de trabajar en equipo y de valorar las singularidades de cada uno de los miembros.

"LA ASAMBLEA EN LA CARPINTERÍA"

En un pequeño pueblo existía una carpintería famosa por los muebles que allí se fabricaban. Cierto día las herramientas decidieron reunirse en asamblea para dirimir sus diferencias. Una vez estuvieron todas reunidas el martillo, en calidad de presidente, tomó la palabra.

-Queridos compañeros, ya estamos constituidos en asamblea. ¿Cuál es el problema? -Tienes que dimitir- exclamaron muchas voces. -¿Cuál es la razón?- inquirió el martillo. -¡Haces demasiado ruido!- se oyó al fondo de la sala, al tiempo que las demás afirmaban con sus gestos. -Además- agregó otra herramienta, -te pasas el día golpeándolo todo.

El martillo se sintió triste y frustrado. -Está bien, me iré si es eso lo que queréis. ¿Quién se propone como presidente?

-Yo- se autoproclamó el tornillo. -De eso nada- gritaron varias herramientas. -Sólo sirves si das muchas vueltas y eso lo retrasa todo.

-Seré yo- exclamó la lija. -¡Jamás!- protestó la mayoría. -Eres muy áspera y siempre tienes fricciones con los demás.

-Yo seré el próximo presidente- anunció el metro. -De ninguna manera, te pasas el día midiendo a los demás como si tus medidas fueran las únicas válidas-, dijo una pequeña herramienta.

En esa discusión estaban enfrascados cuando entró el carpintero y se puso a trabajar. Utilizó todas y cada una de las herramientas en el momento oportuno. Después de unas horas de trabajo, los trozos de madera apilados en el suelo fueron convertidos en un precioso mueble listo para entregar al cliente. El carpintero se levantó, observó el mueble y sonrió al ver lo bien que había quedado. Se quitó el delantal de trabajo y salió de la carpintería.

De inmediato, la Asamblea volvió a reunirse y el alicate tomó la palabra: -Queridos compañeros, es evidente que todos tenemos defectos pero acabamos de ver que nuestras cualidades hacen posible que se puedan hacer muebles tan maravillosos como éste-. Las herramientas se miraron unas a otras sin decir nada y el alicate continuó: - son nuestras cualidades y no nuestros defectos las que nos hacen valiosas. El martillo es fuerte y esos nos hace unir muchas piezas. El tornillo también une y da fuerza allí donde no actúa el martillo. La lija lima aquello que es áspero y pule la superficie. El metro es preciso y exacto y nos permite no equivocar las medidas que nos han encargadlo. Y así podría continuar con cada una de vosotras.

Después de aquellas palabras todas las herramientas se dieron cuenta que sólo el trabajo en equipo las hacía realmente útiles y que debían de fijarse en las virtudes de cada una para conseguir el éxito.

Ya sabes, identifica tus fortalezas, celebra las diferencias y recuerda que lo justo no es hacer todos la misma cantidad de trabajo sino hacer cada uno lo que mejor se le da.