lunes, 21 de enero de 2013

¿Culpable o responsable?

        Vivimos en una época en la que estos dos términos los escuchamos muchas veces a lo largo del día en las noticias de televisión y radio, los leemos en los artículos de prensa, en blogs, los utilizamos cuando estamos en nuestros puestos de trabajo o en clase; en definitiva, se han convertido en palabras a las que probablemente ni tan siquiera le prestemos ya la debida atención.

       Por otra parte, cuando utilizamos alguno de estos términos y según el contexto en el que se haga, puede llegar a parecernos que realmente hablamos de lo mismo. Sin embargo, la diferencia de utilizar uno u otro es fundamental para entender lo que realmente pensamos acerca de la situación en cuestión.

      El libro de "los cuatro acuerdos", de Miguel Ruiz, basado en la sabiduría ancestral de los Toltuecas, pobladores del sur de Méjico, estipula que nuestra vida está diseñada a través de los acuerdos que establecemos con nosotros mismos y estos marcan nuestras creencias y actuaciones, para lo bueno y para lo malo. El primer acuerdo hace referencia a ser impecable con las palabras: "las palabras captan nuestra atención, entran en nuestra mente y cambian por entero, para bien o para mal, nuestras creencias".

El término culpable (del latín culpabilis), hace referencia a la persona que ejecuta una acción negligente y deliberada.

Por otra parte, el término responsable (del latín responsum, supino de respondere, responder), se refiere a aquellas personas que deben responder de algo o por alguien.

Por tanto, existe una diferencia fundamental en el uso de cualquiera de estos términos ya que la culpa refiere al pasado y la responsabilidad al futuro.

Cuando somos culpables de una acción, ésta ya habrá sido previamente ejecutada (pasado) y nuestra responsabilidad (futuro) será la de asumir las consecuencias o la de buscar una solución.

En muchas ocasiones podremos ser responsables aunque no seamos culpables de alguna actuación y de sus consecuencias y, en estos casos, siempre debemos mirar hacia delante para promover una solución o diseñar un nuevo proyecto que nos ayude a crecer como personas y como sociedad.

Todo aquel que se exime de culpas al dar a entender que no desea implicarse en la solución, se estará comportando como víctima en lugar de hacerlo como protagonista.

En política habitualmente se culpa a los demás y, sin embargo, nadie asume responsabilidades. Esto nos lleva a muchas de las situaciones que estamos viviendo en la actualidad y la consecuencia es el anquilosamiento de la sociedad y la crispación con la que nos enfrentamos en el día a día.

Debemos por tanto exigirnos el hablar con "responsabilidad" y exigir que otros también utilicen los términos correctos. De esta manera, acostumbraremos a nuestra mente a ser proactiva y desarrollar los hábitos de crecimiento y desarrollo de los en la actualidad estamos tan necesitados.

¡Sé impecable con las palabras!



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