
Tiene lugar en la selva donde los animales, interesados en desarrollar su propia comunidad, intentan generar una mecánica de aprendizaje que consiga que todos estén preparados para afrontar cualquier situación que pueda amenazarles y construir una selva próspera.




El Águila, por su parte, llegó a atrofiar sus alas por una reducción importante de su uso y estuvo a punto de ahogarse en las prácticas de natación.
Cuando concluyó el programa, al final del ejercicio, reinaba una auténtica sensación de desánimo entre todos los participantes. Sin embargo, el León no quería darse por vencido y prosiguió en su afán de conseguir una comunidad donde todos sus miembros tuviesen las mismas "oportunidades" sin escuchar a aquellos que le decían que lo importante no era tener un equipo en el que todos supieran y se dedicaran a lo mismo, sino que se debían conocer los talentos y habilidades naturales de cada uno de ellos y promover que las desarrollaran hasta su máximo potencial.
El León se mantuvo en su idea inicial y, por supuesto, la selva de la que era máximo responsable, perdió competitividad con el resto de lugares en los que sí se habían percatado de la importancia del desarrollo de talentos.
¿Os suena esta fábula? Sigo creyendo la máxima que nos enseña el sentido común: "las águilas deben volar"
Yo Wisner Córdoba opino que es muy bueno fortalecer los potenciales individuales y que cada persona trabaje en los propios, pero es excelente hacer el intento por aprender otras cosas y potencializarlas ya que esto nos hará mas competitivos, propositivos y participativos en los diferentes procesos de nuestras vidas.
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