Cuando era pequeño, odiaba ir a clase. No entendía para qué me servía pasarme horas y horas escuchando hablar a los profesores sin que apenas pudiéramos abrir la boca. Me aburría y mi imaginación me desconectaba de la realidad para vivir aventuras paralelas donde los dragones, las princesas y los magos, ocupaban mi mundo. De vez en cuando, el profesor de turno dejaba de hablar, miraba hacia mí y me preguntaba:
-Andrés, ¿cuánto es la raíz cuadrada de cincuenta y cuatro?
Yo hacía un alto en el camino de salvar a mi princesa y la realidad me indicaba que probablemente era un ser extraño y que por eso casi no tenía amigos.
-No vas a ser nadie en esta vida si no te aplicas con tus estudios. Siempre estás distraído, como en otro mundo.
Los compañeros me miraban y sonreían haciéndose muecas entre ellos lo que me hacía sentir aún peor.

En las evaluaciones me señalaron como un chico poco inteligente, problemático, asocial y, probablemente, con un futuro abocado al fracaso. Y yo me lo creí.
Por supuesto, fracasé en mis estudios, empece a trabajar en una fábrica de inodoros desde los dieciséis años y lo único que me permite sentirme yo mismo y comprender que en realidad la vida tiene sentido, es escribir historias mías y otras inventadas que, probablemente, jamás saldrán de mi cuaderno.
Esta es la vida de Andrés y, seguramente, la de muchas otras personas que nunca pudieron desarrollar sus talentos, bien porque nadie creía en ellos, bien porque jamás les dieron una oportunidad o, sencillamente, porque nadie escuchó lo que llevaba dentro.
Hace unos años, un Instituto de Madrid, el IES Rayuela de Móstoles, puso en marcha un proyecto pionero en el que se ofertaba la posibilidad de acceder a un Bachillerato alternativo, el Bachillerato de Artes Escénicas, Música y Danza. Se trata de un Bachillerato que permite a muchos jóvenes la posibilidad de dirigir sus talentos hacia lo que realmente desean para sus vidas y que, por tanto, inyecta en ellos un plus de motivación e interés por encima de lo habitual.


Con la reforma actual del sistema educativo, esta posibilidad para el desarrollo de muchos talentos de este país va a desaparecer de un plumazo. Particularmente creo que esto es una auténtica y nueva aberración que nos aboca al automatismo de las mentes que sólo parecen querer dominar los anhelos y las ilusiones de los jóvenes que, queramos o no, llevarán las riendas en un futuro.
Desearía que mi futuro fuera el de una persona que vive en un país de gente ilusionada, entusiasta de lo que hace y con aquello a lo que se dedica, profesionales de corazón. Me temo que ese sueño, al igual que las historias de Andrés, quedará solamente escrito en este blog para que lo lean unos cuantos y que todo nuestro mundo permanecerá igual y sin solución.
Andrés seguirá trabajando con los inodoros y sus historias, tal vez como ésta, permanecerán sepultadas en el olvido.
Les recomiendo el audio que aparece al principio de este artículo en el que se entrevista, entre otros, al director del Centro, Daniel Río Prieto, así como a padres y algunos alumnos que ya destacan en su faceta artística tras pasar por este Bachillerato.
![]() |
Programa formativo del Bachillerato en el IES Rayuela |
No hay comentarios:
Publicar un comentario