
La Ley Orgánica de Mejora de la Calidad Educativa (LOMCE) es la séptima reforma en profundidad del sistema educativo español de la democracia. Nace bajo unos recortes presupuestarios impresionantes y pretende reducir el fracaso escolar, como uno de sus principales objetivos.
Particularmente considero que nuestro objetivo debería ser el de conseguir mejorar la calidad real de nuestros sistema educativo y esto tiene que empezar por la base. Las casas se construyen desde los cimientos y queremos empezarla por las ventanas o, incluso, por el tejado.
El sistema educativo finlandés está considerado el mejor sistema educativo europeo con una tasa de abandono ínfimo y con un nivel máximo en todas las pruebas de capacitación de los alumnos.
Dicen que es más fácil copiar que inventar pero está claro que en nuestro país se requeriría una reforma tan integral que probablemente asusta a los gobiernos de turno. Los resultados de una buena reforma precisan muchos años para obtener sus frutos y es complicado que lo efímero de los partidos políticos en los sucesivos gobiernos promueva lo que sería, probablemente, un giro de 180 grados a la situación actual.
El sistema educativo finlandés esta conformado por tres subsistemas: familiar (con gran cantidad de ayudas y apoyo económico y social a las mujeres con hijos), escolar y recursos culturales (bibliotecas, ludotecas, cines, etc); todos ellos cuidados con mimo para que sean pilares fundamentales del crecimiento de las personas. Los tres subsistemas se interrelacionan de tal manera que sería imposible entender uno sin considerar a cualquiera de los otros dos.