martes, 31 de julio de 2012

¡Para qué me sirve aprender eso!

Muchos padres han oído esta expresión de boca de sus hijos.

Y, ¿acaso no tienen razón?

Cada generación se ha preguntado lo mismo acerca de numerosas asignaturas o conceptos que se enseñan en las aulas.
En la actualidad, el conocimiento se puede obtener a través de numerosas fuentes de información por lo que, lo que enseñe un profesor en clase debería llevar un aporte fundamental de motivación al aprendizaje.


Hoy en día y tal vez más que nunca, es preciso un cambio de paradigma en el mundo de la educación. Como decía Sócrates, no hace falta enseñar al alumno sino ayudarle a que éste aprenda. Deberíamos plantearnos si la estructura actual organizada por asignaturas, edades de los alumnos, exámenes individuales que dificultan el aprendizaje de trabajo en equipo, debe continuar de esa manera o, por el contrario, debemos empezar a comprender que cada alumno es un ser con características y habilidades diferentes.

Hace poco escuché como una madre me decía que el hecho de que su hijo no accediera a la Universidad era estigmatizarlo. -¿Qué te hace pensar de esa manera?- Le pregunté. -El dedicarse a una profesión no universitaria está mal visto por la sociedad. No tendría las mismas oportunidades que otros- me contestó. Seguimos pensando que una carrera universitaria nos dará más oportunidades en la vida.
Sin afán de polemizar pero con la intención de debatir, opino que tal vez deberíamos plantearnos si existe alguna actividad que a nuestros hijos les pueda apasionar, en la que puedan llegar a ser incluso los mejores y que le permita crearse una verdadera oportunidad de vida presente y futura.

¿Qué piensas como padre? ¿Qué opinas como hijo? ¡Para qué me sirve aprender eso!

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